Como lo había imaginado hace algunos meses atrás las campañas políticas en México de cara a las elecciones presidenciales del próximo mes de julio se han vuelto todo un circo de tres pistas, en donde los candidatos se valen de todo con tal de descalificar primero a los contrincantes antes de preocuparse por sí mismos, cayendo con esto en una situación desagradable y hartante para los ciudadanos que buscamos respuestas y no las clásicas promesas.
Josefina Vázquez Mota, Enríque Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador son los 3 candidatos más fuertes en ésta contienda que oficialmente comenzó hace unos días y que por medio de comerciales televisivos y radiofónicos, pretenden llegar a nosotros minuto a minuto y día con día sin descanso.
Las campañas de cada uno de ellos estan cimentadas en 2 partes principales, la primera en las propuestas con las cuales buscan ganar la mayoría de votos y la segunda; descalificar directa o indirectamente a sus contrincantes para con ello restarles popularidad frente al electorado.
En el rubro de las propuestas nos encontramos con la visión particular de cada candidato acerca de la realidad de México, recurriendo al pasado, haciendo énfasis en el presente y prometiendo a más no poder a futuro, estos tres personajes hacen llamados a la sociedad a que voten por ellos en las próximas elecciones siendo respaldados por sus respectivos partidos y su filosofía.
En la parte de las descalificaciones encontramos que éstas opacan las propuestas la mayoría de las ocasiones, pues es común que los candidatos se ataquen entre sí abiertamente o por medio de sus respectivos equipos de campaña antes de fijarse en sus propios actos o defectos.
Pero más allá de promesas y descalificaciones (que eso cualquiera lo puede hacer) lo que se necesita son soluciones razonables, sinceras y ejecutables. De nada sirve decir que se cambiará la realidad nacional de la noche a la mañana o que van a reconstruir el país en solo 6 años, cuando lo que realmente se requiere es un compromiso a largo plazo y acciones contundentes que verdaderamente promuevan el cambio en éste país.
Por otra parte temas y situaciones como: si Peña Nieto no supo citar libros, ó si Josefina se desmayó; ó si Andrés Manuel no sabe hablar inglés etc.., no pueden ser factores para que los candidatos y sus respectivos equipos se concentren a la hora de descalificar a sus oponentes. - "Dime de qué presumes y te diré de qué careces"- dice el refrán.
La lucha por convencer al electorado entonces debe fincarse con base a las propuestas y no por medio de las descalificaciones entre sí mismos, pues es en las primeras en donde verdaderamente debemos poner atención para saber si tal o cual candidato vale lo suficiente como para confiarles nuestro voto finalmente.
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