Sinceramente después de la desilución que me provocó el ver que mi equipo favorito de fútbol perdiera la final de la Eurocopa, me centré en cosas mucho más importantes, como el esperar y monitorear los resultados de las elecciones presidenciales para el periodo 2012-2018.
Yo, al igual que muchos de ustedes el día de hoy me levanté con pocos ánimos y con una pesadéz producto de una gran desilución. Yo esperaba que ganara cualquier candidato a la Presidencia menos Enríque Peña Nieto, yo creí que con la animadversión generada estos últimos meses respecto a su imagen y persona, el pueblo de México sería capáz de no cometer los mismos errores de siempre; pero no fue así, pudo más al parecer un lonche y $500 directos a la bolsa de los que más fácil son acarreados.
Peña Nieto y el PRI volverán a la Presidencia el próximo mes de Diciembre y he de ser sincero, me ha causado un enorme conflicto el que haya resultado ganador. Nunca estuve totalmente convencido por ninguna de las propuestas y personas en las pasadas campañas políticas, pero de lo que sí estuve muy seguro era de no querer ver a un personaje como Peña Nieto como el próximo Presidente de la República.
Se podrá hablar de fraudes, de robo de urnas, de casillas sin instalarse, de amenazas, delitos y otras tantas cosas irregulares en torno a unas elecciones a las que nadie cree con totalidad, salvo los vencedores. Pero lo cierto es que esto no debe quedar aquí. Si bien los resultados electorales no han favorecido a más del 60% de la población votante lo que debe importar ahora es quitarnos lo más pronto posible eses sentimiento de pesadumbre, coraje e incertidumbre. Debemos superar esto lo más rápido que se pueda sin que eso signifique que nos resignemos por completo.
Sería demasiado optimista si creyera que los resultados van a cambiar mágicamente o que se iniciará una revolución social como hace poco más de 100 años, pero lo que nos queda a nosotros es hacer un cambio interno, un cambio profundo y que se fomente y se contagie en los demás día con día.
Sería demasiado optimista si creyera que los resultados van a cambiar mágicamente o que se iniciará una revolución social como hace poco más de 100 años, pero lo que nos queda a nosotros es hacer un cambio interno, un cambio profundo y que se fomente y se contagie en los demás día con día.
Quizás no podamos modificar el sistema de la noche a la mañana, tal vez no seamos aun capaces de obligar a un Presidente a renunciar a su cargo; y muy probablemente sigamos siendo una sociedad de agachados aunque con mayor voz. Pero lo que sí podemos hacer es demostrarnos a nosotros mismos que podemos cambiar la realidad aportando nuestro granito de arena, aunque la empresa parezca titánica, distante e inagotable.
Nuestra sociedad no es la misma de antes, ahora tenemos más voz y más conciencia de todo lo que sucede alrededor aunque todavía la mayoría de la población no esta bien instruída y es fácilmente manipulable por ende. Basta una canasta de productos y un billete de $500 o un poco más para comprar votos o sobornar a funcionarios, pero eso ya lo sabíamos, siempre ha sido de esa forma. Lo que tenemos por delante es prepararnos más, vigilar y seguir denunciando, leer, instruírnos y contagiar a quien sea débil y manipulable para que la historia no se repita nuevamente.
Bien dicen que cada pueblo merece el gobierno que tiene y hay mucha verdad en esa frase, pero también creo que ningún Presidente va a llegar y a depositarte dinero directamente a tu bolso para hacerte feliz la vida. Creo más bien en el cambio paulatino y de fondo en cada uno de nosotros.
No estoy de acuerdo con el resultado de las elecciones del día de ayer, pero en lugar de lamentarme y perder el tiempo más días prefiero buscar la manera de contribuir a mi país y sumar, si, sumar y no restar o dividirnos mas.
El tiempo se encargará de poner todo en su lugar y si este nuevo Presidente logra hacer cambiar al país también sabré reconocerlo, y si no funciona, estaré aquí y en cualquier medio posible para reclamarle y exigirle cuentas por sus compromisos.
Animo, debemos levantar la cabeza y seguir nuestro camino muy a pesar de las adversidades. No nos derrotemos, tomemos esto como una oportunidad para seguir aprendiendo y no retroceder. Hemos ganado el ser más analíticos y cuestionadores, no perdamos esa esencia y lo más importante; no nos quejemos sin que al mismo tiempo estemos haciendo algo de verdad para mejorar nuestra realidad y entorno.
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