El problema del narcotráfico en México y sus luchas por controlarlo no es nuevo en realidad. Sin embargo, en los últimos años esta actividad ilícita ha cobrado fuerza a tal medida que hoy por hoy en el país es uno de los temas que más se debaten tanto a nivel intelectual como político, en un café, entre amigos, redes sociales etc...
El crímen organizado relacionado a la actividad del narcotráfico ha sobrepasado las dimensiones y percepciones que antes se tenían acerca del mismo. Lamentablemente en nuestros días hemos visto como las luchas entre los diferentes cárteles por dominar regiones estratégicas de México, la intervención del Estado para combatir a estos grupos; y los actos que estos últimos han tomado en contra de la sociedad, se han combinado para generar un clima de inseguridad y desconfianza entre la población como quizás desde la época de la Revolución Méxicana no se veían.
Es entonces que surgen mil conjeturas por parte de la sociedad en torno a la participación del Estado en contra de estos criminales, quienes han sembrado miedo entre la población, alejado las inversiones extranjeras y peor aún; han dejado a cientos de familias desamparadas debido a los homicidios que aumentan cada día.
¿Es acaso que el Gobierno es incapáz realmente de intervenir de forma frontal y decidida para erradicar el tráfico de droga y armas en México? ¿Será que el Estado mexicano tiene altos miembros o funcionarios coludidos con el crimen organizado, creando con esto un círculo vicioso en donde los eternos perdedores sean los ciudadanos?¿Cuál es la parte que nos toca a nosotros, la sociedad civil ante la incapacidad del Estado por ofrecernos la seguridad y bienestar que hemos perdido? Son solo algunas preguntas que trataré de comentar desde mi punto de vista.
Entendiendo que uno de los papeles (sino es que el principal) del Estado es el de generar un ambiente de seguridad para la población que coadyuve a generar por ende, un ambiente de bienestar generalizado. El Estado mexicano como aparato que conduce las principales funciones del desempeño de un país, no ha cumplido con las expectativas que la gente ha exigido en torno al tema de la seguridad al interior de la nación. En otras palabras, el gobierno y su campaña decidida a terminar con el narcotráfico y el crímen organizado se ha quedado a medias en ésta lucha que parece no tener fin y que por el contrario, da la impresión que se recrudece aun más.
Pareciera que el Estado ha fallado en su propósito por combatir al crímen organizado y se ha congratulado con solo dar algunos golpes a la delincuencia, capturando a algunos peces gordos de esa mafia pero sin acabar de manera significativa con la problemática, dando oportunidad a que los delincuentes se reagrupen y sigan operando con normalidad.
Combatir a estos grupos armados no es tarea fácil, empero es obligación del Estado proporcionarnos seguridad y bienestar, pues es a dicha estructura a quien se le dió la confianza y el voto para llevar las riendas del país. Siento que la lucha no ha sido suficiente y que el gobierno no se ha comprometido al 100% para terminar con los criminales quienes dicho sea de paso, proyectan una imagen de mayor organización y poder que las mismas autoridades tanto federales como estatales y municipales.
Si el Estado actuara con todas sus facultades de forma decidida a terminar con este mal, probablemente tendríamos diferentes resultados hoy en día y la delincuencia en realidad pudiera estar desmembrándose, sin embargo la solución no está solamente en el uso de la violencia para combatir la violencia, se necesita de voluntad y trabajo de todos (sociedad y Estado) para ir transformando la realidad del país.
El Estado por su parte, no genera las oportunidades de desarrollo para que cientos de miles de personas tengan un trabajo formal y tampoco pelea a fondo contra el crimen organizado, esto significa que cada vez existen más personas desempleadas o con trabajos que no les permiten mantener a su familia y es entonces cuando miles de jóvenes se enlistan a las filas del crimen a la espera de mejores expectativas de vida lamentablemente.
El crimen organizado por otro lado, no solo le ha declarado la guerra al Estado mexicano sino también a su sociedad, pues cada vez aumenta el número de víctimas que han perdido la vida en el fuego cruzado o por medio de atentados como granadazos, secuestros, bloqueos etc.
Si en el aparato gubernamental (en todos niveles) existen intereses o vínculos con miembros de los cárteles de la droga la lucha estará estancada y solo será un juego de "impasse" es decir, se avanzaran dos pasos en la lucha pero se retrocederán 3 y visceversa. Si no existe un firme compromiso para enfrentar a los grupos delictivos por parte del gobierno, de nada servirán la lucha y la propaganda que se nos muestran en los medios a toda hora.
Toda la fuerza del Estado mexicano debe concentrarse en 2 prioridades, erradicar el crimen organizado y generar mejores expectivas de vida a la población. Mientras ambas situaciones no se cumplan la realidad del país será gris y bastante nublada.
Pero también existe la probabilidad de renunciar al enfrentamiento contra los grupos armados y negociar de alguna forma para que los bloqueos, atentados y demás acciones que afectan a la sociedad puedan terminarse, pues lo importante aquí es la gente, el pueblo, los que a final de cuentas sufren de la ineficacia de los gobernantes y la violencia de los criminales.
Si la solución más próxima y menos caótica está en el negociar y llegar a acuerdos para que los narcotraficantes dejen en paz a la gente y no haya más atentados contra civiles, secuestros etc, creo que valdría la pena replantearse las estrategias por parte del gobierno en torno a ésta opción.
Siendo honesto creo que nos encontramos en medio de una lucha en donde ni existe la firme convicción de erradicar este mal por un lado, y por el otro tampoco existe la propuesta de entablar nuevas formas para terminar con la violencia. La sociedad civil se informa y toma sus medidas para evitar ser parte de enfrentamientos entre narcotraficantes y militares o autoridades. Pero ¿acaso será necesario hacer algo más que darle la vuelta a la realidad y adaptarse a ella?¿Pudiera ser que la sociedad civil despertara y ponga un alto a tantas injusticias, corrupción y maldades? Ese será tema de otro breve ensaño.
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