Cada rivalidad, cada clásico, cada ciudad y región del país tienen su particular manera de vivir el fútbol
En los últimos años y desde que por alguna extraña razón la Federación Mexicana de Fútbol ha calendarizado en la misma fecha o jornada el Clásico Regio con el Clásico Capitalino, Nacional ó el Joven, se desata una gran polémica que cada año crece y crece como la espuma y solo logra enemistar a las aficiones en cuestión por cosas que no deberían ser tan importantes.
Cada clásico que existe en nuestra liga de fútbol debería acomodarse en un fin de semana diferente sin tener la necesidad de empalmarlos, pues pareciera que a propósito ésta práctica se realiza con la finalidad de encender los ánimos y enfrascar a los aficionados ya no solamente entre ellos, sino también con los diferentes comentaristas, analistas y narradores de todas las cadenas nacionales que hablan del tema.
Cada afición defiende con argumentos (sólidos o risibles) pero con sentimientos de pertenencia, el partido donde se involucran no nada más sus equipos respectivos, sino también la ciudad donde se lleva a cabo el enfrentamiento, pues la rivalidad deportiva trasciende y comienza a invadir el escenario de la rivalidad cultural entre poblaciones y ciudades como si se tratara de un juego de niños que pelean por ver qué lugar es mejor, qué Estado es más grande o quién tiene el balón más bonito de la escuela.
El Clásico Regio en mi opinión es el más apasionado de México por la intensidad que ambas aficiones tanto de los Rayados como de los Tigres, le impregnan durante toda la temporada y con mayor razón en la semana previa y posterior a la celebración del cotejo. Inclusive en los últimos años y a partir de la época dorada que tanto el Monterrey como los Tigres experimentaron, y que los llevó a enfrentarse en dos finales (liga y CONCACAF) éste partido adquirió más reflectores fuera de Nuevo León, pues sus constantes logros siendo protagonistas de la liga no podían pasar desapercibidos y han ganado aficionados de otras entidades.
Sin embargo lo que es una realidad también es que el Clásico Regiomontano sigue siendo una rivalidad muy concentrada en la Zona Metropolitana de Monterrey, en el Estado de Nuevo León y quizás en otros estados cercanos pero nada más. Existe dentro de la prensa regia el deseo interno de que ésta rivalidad sea reconocida a nivel nacional y se le de una dimensión mayor quizás con la esperanza de ganar simpatizantes en otras partes de la nación. Para los aficionados y sobre todo los que gozan de enfrascarse en discusiones de ésta naturaleza, no hay motivo para que éste juego deba ser popularizado en todo México pues muchas veces ellos mismos se empeñan en que sólo sea un partido local y cuando mucho regional, desentendiéndose del contexto nacional.
Comparar el Clásico Regio con el Clásico Nacional en términos de historia y popularidad es inútil. El partido entre América y Guadalajara por mucho que Televisa haya intervenido con todo su potencial para situarlo en el lugar que ahora tiene, tiene una arraigo y un trasfondo más antiguo que el clásico regio y una proyección mucho mayor, pues la cantidad de aficionados tanto de las águilas como de las chivas supera con gran amplitud a los aficionados rayados y tigres.
El Clásico Nacional puede no ser tan "apasionado" que el Regio e incluso pueda parecer que se diluye con el tiempo porque el Guadalajara no ha podido contrarrestar el éxito deportivo del América. Tampoco se trata de un enfrentamiento entre dos equipos de una misma ciudad, sino entre dos instituciones y filosofías con su respectiva cultura y contexto social y demográfico bien diferenciados.
El Clásico Regio ha crecido mucho en los últimos años, debe considerarse quizás como el segundo más importante a escala nacional debido a la fuerte rivalidad, a la intensidad con la que los aficionados nutren el entorno y por la gran devoción (a veces enfermiza) que le profesan a sus equipos.
Lo más sensato sería compararlo con otros partidos de similar naturaleza como el Clásico Tapatío entre el Atlas y el Guadalajara ó el Clásico Capitalino entre el América y los Pumas de la UNAM. En todo caso se trataría de encuentros entre equipos que comparten una misma ciudad y donde precisamente esa vecindad es la que alimenta día con día los roces entre las aficiones.
Por último mi recomendación es que todos los clásicos del fútbol mexicano sean bien espaciados y distribuidos entre las 17 fechas del calendario semestral para evitar discusiones y confrontaciones que como ya mencioné, ahora también alcanzan el nivel aficionados vs personajes de los medios de comunicación.
* Imágenes tomadas de internet. Crédito a sus respectivos autores.
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