Una de las mejores selecciones nacionales a nivel mundial en la década de los años noventa fue sin lugar a dudas la escuadra alemana.
Históricamente éste combinado ha sido protagonista por su inquebrantable espíritu, mentalidad triunfadora y un juego de conjunto que además, específicamente en esos años, fue apuntalado con grandes figuras que resolvían los desafíos en cualquier momento.
La selección de Alemania en la década de 1990-1999, logró obtener un título mundial y un título europeo, hazañas que ningún otro equipo en el viejo continente pudo igualar, dejando con ello constancia y argumentos suficientes como para ser considerada la principal potencia continental.
Los años 90 comenzarían en el plano futbolístico con la celebración de la Copa de Mundo de Italia. Un Mundial en el cual los germanos llegarían como selección unificada dejando atrás la época donde existieron la RDA y la RFA como selecciones distintas.
Alemania había sido sede de la Eurocopa de 1988 donde llegaría hasta las semifinales siendo eliminada por los neerlandeses comandados por Van Basten y Gullit. Sin embargo el nivel mostrado por los teutones iba en aumento y nombres como Jürgen Klinsmann, Andreas Brehme, Lothar Matthaüs, Thomas Hassler, Rudi Vöeler, Berthold, Kohler, Littbarski y Augenthaler; eran garantía de buen juego, contundencia y entendimiento en el terreno de juego cuando inició el Mundial.
Ya en Italia los alemanes avanzaron sin complicaciones en primer lugar de su grupo derrotando a Yugoslavia y Emiratos Árabes Unidos, solamente cediendo un punto ante la aguerrida Colombia en un empate a 1. Para la segunda fase lograrían tomar revancha de los Países Bajos al eliminarlos al son de 2-1 en un partido intenso y lleno de incidentes.
Para esas alturas el equipo mostraba un poderío digno como para ser considerado firme candidato al título al igual que los anfitriones, previendo una reedición de la final de España ocho años atrás.
En la fases siguientes los germanos dieron cuenta de Checoslovaquia e Inglaterra en un gran partido lleno de polémica, pues no obstante haber resuelto el pase a la final en tanda de penales, en dicho encuentro se le anularía de forma injusta un gol a los ingleses que hubiera cambiado sin duda el curso de las cosas.
Instalados en la final derrotarían al equipo de Argentina con un muy controvertido penal concedido por el árbitro mexicano Edgardo Codesal al minuto 84, siendo la única anotación del encuentro que a la postre sería recordado como una de las finales más aburridas y desangeladas de toda la historia.
Ese título conseguido desde los 11 pasos con gol de Andreas Brehme le permitió a los alemanes tomar revancha de 1986, cuando en México protagonizaron el duelo por la final siendo victoriosos los argentinos teniendo a Diego Armando Maradona en su mejor nivel.
Al final del certamen Alemania conseguiría su tercera estrella mundial igualando a la selección de Italia y a la selección de Brasil en el escalón más alto de la élite futbolística.
Para 1992 con la celebración de la Eurocopa en Suecia, los germanos partían como grandes favoritos para llevarse el torneo, mismo que aún era disputado solamente con 8 selecciones divididas en dos grupos solamente.
Alemania lograría avanzar a la siguiente ronda detrás de los Países Bajos enfrentándose en semifinales a los anfitriones suecos, quienes de la mano de Brolin y Dhalin, venderían cara la eliminación.
Ya en el encuentro final los alemanes se enfrentaron a una sorpresiva e inesperada selección de Dinamarca, que había clasificado de última hora y de manera administrativa tomando el lugar de Yugoslavia, país que había sido descalificado por problemas bélicos en su territorio.
Dinamarca y Alemania se enfrascaron en una final donde los primeros partían como víctimas, sin embargo y gracias a la muy destacada actuación del mejor portero de aquellos años, Peter Schmeichel y de la explosividad en los contragolpes comandados por Larsen, Povlsen y Laudrup, derrotarían a los teutones por marcador de 2-0.
No obstante la derrota en aquella final continental los alemanes se prepararon de cara a la Copa del Mundo de 1994, donde llegarían clasificados de manera automática y se instalarían en un grupo accesible junto a Corea del Sur, España y Bolivia.
Alemania para ese entonces seguía contando con la base que cuatro años antes les había otorgado su tercer estrella mundial y eran candidatos al título por la regularidad de su juego.
Klinsmann, Reuter, Sammer y Vöeler tendrían una muy buena primera fase clasificando a su selección como primera de grupo, llegando a la ronda de los 16 enfrentando a su similar de Bélgica. En dicho partido los alemanes avanzarían por marcador de 3-2 llegando a la instancia de cuartos de final ante una de las más gratas sorpresas del torneo, la Selección de Bulgaria.
El equipo búlgaro el cual era comandado por H. Stoichkov, atravesaba su mejor momento futbolístico de toda su historia y de manera apretada pero justa, eliminaría a los entonces campeones del mundo en un encuentro donde incluso remontaron el marcador para dejarlo finalmente 2-1.
Con la eliminación temprana de Alemania de aquél Mundial parecía que el equipo caería en un bache futbolístico aunado al inevitable cambio generacional de algunas de sus piezas más importantes. No obstante la Eurocopa de 1996 celebrada en Inglaterra, resultaría la segunda máxima gloria alcanzada por la selección germana en la década.
Para 1996 la Eurocopa se jugaba ya con 16 participantes y la selección de Alemania lograría avanzar a la segunda fase venciendo a Rusia y a la República Checa, empatando posteriormente sin goles ante Italia en el último partido y quien sorpresivamente quedaría fuera muy pronto en el torneo.
Ya en la segunda fase eliminarían a la combativa Croacia de Davor Suker y a la propia selección de Inglaterra en tanda de penales, instalándose en la final donde enfrentarían por segunda ocasión en el certamen a los checos.
Ya en el encuentro decisivo y gracias a las anotaciones del joven ariete Oliver Bierhoff, Alemania alcanzaría su tercer título continental en la historia remontando el marcador por vía del entonces criterio de gol de oro a los checos, comandados por Karol Poborski y Pavel Kuka. Con ello los alemanes volvían a demostrar que eran la mejor escuadra europea en aquellos años y comenzaba su preparación con miras al siguiente gran compromiso, el Mundial de Francia 1998.
La Copa del Mundo en tierras galas marcó el comienzo del final de la mejor época del equipo germano en la década. Si bien la escuadra clasificó en primer lugar de su grupo logrando buenas actuaciones y contando con elementos experimentados como: Matthäus, Möller, Reuter, Bierhoff, y Klinsmann, había cierta baja de juego en relación a otras versiones de éste combinado.
La temprana eliminación en cuartos de final ante la sorpresiva Croacia supuso un duro golpe al combinado teutón, que comenzaría su renovación generacional añadiendo nuevos talentos de cara a la Copa Confederaciones de 1999 a celebrarse en México. Sin embargo aquél torneo en tierras aztecas fue todo un fracaso para los alemanes, quienes partieron como uno de los equipos a vencer aunque sus jóvenes elementos nunca estuvieron a la altura de la jerarquía de ésta selección.
El futuro apuntaba entonces hacia la Eurocopa del año 2000 a disputarse conjuntamente en los Países Bajos y Bélgica, torneo que resultaría la confirmación del bache futbolístico en el que había caído la escuadra alemana dando por finalizada así su época dorada más reciente en todo sentido.
No obstante lo anterior, el haber logrado un campeonato mundial, un título y un subtítulo continental, fueron credenciales más que suficientes como para señalar que éste combinado europeo fue el mejor entre los años 1990 y 1999 en el viejo continente.
*Imágenes tomadas de sitios web. Todo el crédito a sus respectivos autores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario